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martes, 14 de junio de 2011

PUNTO DE QUIEBRE (I)



PUNTO DE QUIEBRE
 (1ra. parte)
Cuando leí mi primer "chiste", tal vez fue uno de Batman o Superman que birlé de un tío y yo solo tendría entre 5 y 6 años, fue tal el impacto, que quedé fascinado para siempre por aquellos cuadros con dibujos multicolores que evocaban fantásticos personajes en situaciones tan emocionantes, que no podía dejar de pensar en ellos, aún cuando ya había concluido su lectura. Devoré prácticamente todas las que estuvieron a mi alcance. Entonces, volvía a tomar las revistas y no les miento si les digo que las releía hasta el cansancio. Las prefería mil veces a cualquier otra cosa incluyendo la TV, en blanco y negro, por supuesto. Tal era mi afición por las historietas, que muy pronto tuve varias decenas. En ellas aprendí a leer bien y todo gracias al sistema de mi padre que me pareció el más ventajoso del mundo. Por cada "chiste" que leía sin errores, él me compraba tres. Imaginen si así alguien no aprende rápido. Y si que me sirvieron, pues gracias a ellas, salté un año; es decir, no hice transición (hoy, primer grado) y pasé de frente a primer año (hoy, segundo grado). Y todo porque cuando el Director de la escuela fiscal me tomó el temido examen de lectura, yo leí tan bien que no le quedó más remedio que impulsarme automáticamente, como por un tobogán, hasta el siguiente año.
Con el tiempo, lo que más me gustaba, era ir a comprarlas al puesto de periódicos de la esquina, primero con mi padre, y ya después solo. Era lo más maravilloso del mundo ver esos puestos rebosantes de color y brillo, gracias a las historietas. Decenas, cientos, tal vez miles de ellas. Entonces se me ocurrió, que lo que más quería ser de grande, era simplemente, ser el dueño de uno de esos puestos, no por los periódicos sino por los "chistes". Pero, claro, me hubiera pasado el día leyéndolos y así no se me hubiera escapado ninguno. Tal era la magia y encanto que me producía su lectura, que yo no hubiera querido hacer nada más en toda la vida. Fanático de los "chistes", eso es lo que me decían todos. Y no me importaba pues así yo era feliz.

Pero el tiempo pasa y los "chistes" también. Poco a poco aumentaron de precio y ya no podía comprar muchos. Tenía que ser muy tacaño con mis propinas para poder juntar el valor de las historietas que me gustaban. Después la cosa se puso más difícil, pues comenzaron a escasear y a veces no llegaban las que esperaba. Comenzaron a decir cosas de ellas, que eran alienantes para los niños, que mis personajes favoritos eran el símbolo del imperialismo, que eran perjudiciales para la salud mental y tantas otras cosas. Pero nunca les creí. Luego, un día cualquiera desaparecieron como por encanto.

Lo que más extrañaba, era ver esos sensacionales kioscos saturados de comics. Se volvió casi una misión imposible encontrarlos. Los años siguieron pasando y los "chistes" nunca volvieron. Así de este modo cruel, se hicieron trizas mis sueños de infancia. Ya nunca podría ser el dueño de un maravilloso kiosco de historietas. Ya jamás podría ganarme la vida haciendo lo que a mi más me gustaba. El destino me había jugado una mala pasada.

Pese a todo, no decayó mi amor por los comics. Siempre que podía, embolsaba unos cuantos para no perder la costumbre. Unos de aquí, otros de allá y otro poco de más allá. Siempre oteando, siempre buscando, siempre olfateando. A veces había suerte y las más no. Así seguí aumentando por un lado y disminuyendo por otro. Las mudanzas, los viajes, los vaivenes de la vida. Y yo cargando mis comics de aquí para allá y de allá para acá. Hasta que un día me casé y los dejé abandonados en la casa de mi madre.

Los años siguieron pasando. Gané pero también perdí, me fue bien pero también mal, hubo risas y alegría pero también lágrimas y melancolía. Esta vida si que es completa, te da de todo y con todo. Ves la luz pero también la oscuridad. Parecía el fin pero en realidad era el principio. Un buen día, llegó un camión a mi casa y cuando vi el desfile interminable de cajas, supe al instante que habían vuelto. Pero también supe que no había perdido nada, que lo más importante, mis ilusiones y mis esperanzas, aún estaban conmigo. Gracias mamá. Un año después, justo cuando nació mi princesa, te fuiste y ahora brillas con las estrellas en el firmamento. Al poco tiempo, también al viejo le pareció buena idea y quiso seguirte. Y nos quedamos más solos pero también más juntos.

Que rápido pasa el tiempo, da la impresión de que los años pasan como meses, los meses como semanas y las semanas como días. Todo se hace más de prisa, todo es más rápido. Tenemos casi todo al alcance de la mano. Compramos desde Miami con la misma facilidad con que vemos la final de la Copa de Campeones desde el mismo Wembley. Las distancias se han acortado. Yo escribo esto desde Lima pero tú lo lees solo instantes después desde Barcelona o desde México y tal vez, solo tal vez, desde Kryptón (antes de su destrucción) o desde el mismo centro de la Galaxia Kree.

Lo único que va más lento son los comics de hoy. Ya van como siete episodios que leo en el ipad y practicamente estamos como al principio. No avanzan nada, se detienen en detalles secundarios y complican aún más la trama. Con algo de suerte en otros siete episodios más se descubrirá quién es el que está detrás de la conspiración. Es una cosa de locos. Reconozco que los comics actuales han ganado en argumento, pero igual han perdido en dibujos. De todas formas, hay que adaptarse a los cambios. No hay que ser retrógrado. Y es precisamente esa idea, la que me da esperanzas. Si, esperanzas de que aún puedo convertir en realidad mis ilusiones de hace décadas. Ya este Blog fue el primer paso... ¿Me atreveré a dar el segundo?

(Continuará)   

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4 comentarios:

hasieran2 dijo...

Eran tiempos de pupilas azules
de tanto mirar el cielo,
Eran horas lentas, retenidas
en manos de infante.
Tiempo blanco retenido
como nube en la montaña ,
dedos chicos pasando páginas,
aves de colores, voces del paraíso que susurraban
en nuestros labios.
Amigos de alcoba , duendes juguetones que dormían
junto a la almohada.
Como el hombre bíblico que
encontró un tesoro y compró
el terreno con todo lo que tenía,
ponemos el alma y el corazón ,
el soplo de vida y el latido
generoso sobre esos chistes
envueltos en polvo y olvido.

Hasieran.

MP dijo...

q lindo, Hasieran, ese es un verdadero poema

humberfar dijo...

En verdad, fueron tiempos gloriosos que aunque pasaron, permanecen vivos en nuestra memoria y en nuestro corazón.
Muchas gracias Hasieran por esa hermosa inspiración y por supuesto, también gracias a nuestra hermosa amiga MP.

Frank dijo...

Gracias humberfar, espero no te moleste que también por este medio agradezca a hasieran, dos personas que hacen de este espacio cibernetico algo mucho más afable y cálido con sus esfuerzos infatigables, transmitiendo esa esperanza de que el pasado y todas esas emociones que una vez sentimos; ¡aún viven a través de esas páginas amarillentas! con sus colores deslavados, con recados escritos que alguien agregó.
Cuando los dedos del hombre recorren estás páginas transitan por caminos conocidos y nos parece volver a ver las sonrisas paternales, vuelve a nuestros oídos la música del tocadisco, incluso es posible volver a percibir algún grato aroma casi olvidado.

Hasieran y Humberfar, algo de bueno tiene la H.

Humberfar gracias por compartirnos esos momentos.

Hasieran muy inspiradas palabras.

Gracias por continuar con estos espacios, gracias por recrear nuestra memoria.